Ruge apaisado el sonido del silencio,

siembra inquietud alrededor del vacío.

Absorbe la lentitud de los pensamientos,

acelera la incertidumbre de un ansiado sueño.

Fiel compañía, me acostumbra a lo sombrío,

desata sensaciones de recelo,

aún y así mi alma lo abraza,

sabe que no todo es eterno.

Háblame de tus largas noches en la compañía del silencio, háblame de tus días grises y de tus enigmáticas cábalas sobre ello. Háblame de ti y de tus sentimientos, sí, esos que guardaste en un rinconcito cuando te cerraste al mundo. Háblame de todo lo que no sientes y que late presente sin poder salir. Háblame aquí y ahora, porque si tú no hablas, mi pensamiento susurrará al oído todo aquello que sin palabras robará tu aliento.

 

Abro la mente para intentar descubrir nuevas sensaciones, buscando la manera de interpretar tus mensajes, pero en realidad lo que más me impresiona es la facilidad que tengo en convertirlos en aquello que yo deseo.
Y es que cuando me miras interrogante, lejos de decidir entre el café o el zumo, en mi imaginación ya te desvestí, y al no contestarte y encontrarme la taza y el vaso delante, despierto de nuevo.
Entonces sonríes pensando que aún estoy en trance, que no amanecí del todo, mientras yo te vuelvo a interpretar a mi manera, como una invitación a que te bese sin remedio.
Al ver mis ojos clavados en tus ojos crees que intento preguntarte algo, entonces vuelves a tu mirada interrogante,… volví a desvestirte.
Y mientras… el café se enfría, el zumo me espera, y lo peor de todo… no he mediado palabra, y soltando una manzana me besas en la frente y te despides, pensando que hiciste lo mejor al servirme el desayuno.
Y así me va, tan sólo amigos… está visto que lo que se dice interpretar, yo siempre lo hago a mi manera. ¿No podrías tú interpretarme a mí mañana? (Sólo por no tomarme el café frío con el alma candente).

Al alcance en la oscuridad,

distante a la luz del día,

un paso adelante sin piedad,

para recular de forma arpía.

Sueños rotos en el diván,

tejidos con armonía,

lágrimas brotan sin maldad,

surcando la libre vía.

Amar a distancia,

prueba de fuego,

¿sientes lo mismo?

...o sólo es un juego...

Calma total,

el sol ilumina la estancia,

en la ventana una cortinilla

calma, pausada, estática.

Calma total,

me acerco hacia ella,

un leve movimiento

y al rostro te acercas.

Calma total,

latidos desbocados,

mis ojos se cierran,

se que me tientas.

Calma total,

sonrisa discreta,

mis labios te buscan,

... se desata la guerra.

Tenía duende,

tenía alma,

tenía vida,

tenía calma...

Vivía triste,

vivía hastía,

vivía pobre,

pero aún vivía...

Ya no sonríe,

Ya no llora,

Ya no siente,

...tan sólo... posa.

Solo tú sabes exactamente como hacerme sentir bien en un fragmento de tiempo irrisorio, haces que mi cuerpo experimente sensaciones indescriptibles con palabras, ni tan siquiera podría definir este estado de gozo fulminante.
Eres capaz de satisfacerme estando solo o acompañado…
Eres mi pecado capital, y cuando no te tengo…me transformo, te añoro, me ennervo y salgo en tu busca, despiadada en la elección, no me conformo con sucedáneos, te quiero a ti, sin censuras, sin recatos, sin manías.
Eres incomparable y no negociable, en cuanto te tengo al alcance no conozco a nadie, me entrego en cuerpo y alma y no paro hasta saciarme.
Lo reconozco y no me avergüenzo, estoy totalmente enganchada a ti.
Mmmmmm… ¡me encantas chocolate!

Me he perdido en vistas preciosas, en momentos de sosiego, en tormentas de pensamientos y en el vacío de un instante austero.
Y aun así, ni tan siquiera tengo la certeza de que en realidad exista esa sensación que ando buscando, pero se parece tanto a aquellos minutos de silencio, que si me dijeran que jamás volveré a sentir lo mismo, sucumbiría feliz en este mundo, cuna de infiernos, por haber conocido en él la majestuosidad de un fugaz instante tan vacío y a la par… tan lleno.

Tras haber experimentado la dicha de escuchar el silencio, de vivir su grandeza y de percibir su sensibilidad, creo que nada pudiera ya comparar con tan soberbia maestría.
Se nos escapa la vida entre ruidos y alborotos, y nos dejamos la esencia perdida en momentos de confusión, sin poder regocijarnos ni un momento en la magnitud de un simple instante.

Traslado al fondo del baúl de los recuerdos,

aquello que lastima mi alma,

intento vano de borrar resquicios

que atraviesan como hoja de arma blanca.

...Y retorno, los revuelvo, los analizo y los pienso,

porque mi baúl no son recuerdos,

son momentos vividos,

que se niegan a ser rescoldos,

emergiendo por momentos.

Y observo,

de lejos,

en la cercanía,

a momentos,

durante el día,

en la oscuridad de la noche,

en el alba,

en la víspera...

Sólo es una mirada rota,

pero para mí lo es todo,

...porque no es la mía.

Cerrando los ojos siento como en la oscuridad de la noche tu presencia se hace latente y en el umbral del sueño aprecio el leve avivar de mi corazón.
Y siguiendo el ritmo de la inmersión en el mundo onírico, mi piel responde a roces imaginarios que arrancan dulces suspiros, deseando con toda mi alma encontrarte en mis sueños para susurrarte al oído cuanto te deseo.

Sombras agazapadas en un rincón que aparecen y desaparecen a su antojo y que te recuerdan aquella sensación de equivocarte una y otra vez, aunque mires adelante, aunque sonrías a la vida, aunque pienses que tu futuro que andas encarrilando será brillante y sin riesgo a torcerse, ellas siempre siguen ahí, en un rincón apareciendo y desapareciendo a su antojo.

Que sensación más extraña el verte, oírte, mirarte, hablarte… y no encontrarte. El destino quiso que me sincerase y sin duda alguna ello me llevó de lleno a perderte, sigues ahí pero lejano, sigues por amistad o quizás por miedo a dejarme en el desamparo… pero en realidad aun estando el vacío es tan grande que quisiera volver atrás y deshacer mis palabras, pero ante la imposibilidad de tal magno deseo me quedo impávida a tu lado, esperando que en algún momento todo vuelva a la normalidad. Quizás si el amor no existiera todo sería más fácil, quizás si el amor existe toque con su varita en tu corazón, quizás si yo fuera fuerte no lloraría a solas, quizás si tu fueras fuerte me dejarías con esta pena que me acongoja…quizás si todo fuera más fácil no sería vida, y mientras la vida corre no me queda más que seguir pensando en…quizás…

Ya no está,

se difuminó pausadamente,

el tiempo se escapaba discreto

mientras se lo llevaba en secreto.

Ya no está,

el pesar y la dureza

retumbaban en la cabeza,

mientras se alejaba ajeno.

Ya no está,

y aunque volviera,

sin haberse ido,

... ya no está.

Soy adicta a tu voz,

si susurra,

si habla,

si me nombra,

si se acalla...

Soy adicta a tu piel,

si se muestra,

si se esconde,

si me roza,

si me evade...

Soy adicta a tu sonrisa,

si la muestras,

si la ocultas,

si la fuerzas,

si me la obsequias...

Soy adicta a ti,

si estás,

si no estás,

si vienes,

o si te vas...

Soy adicta a tu amor,

ese que no muestras,

ese que escondes,

ese que finges que no existe,

pero que a mí... responde.