Se empaña la mirada a la vez que tus pensamientos vuelan, y van tan lejos que cuando una lágrima resbala por tu mejilla tú ya estás de vuelta, y te preguntas si realmente esa lágrima escapó por el sentimiento causado en el tortuoso viaje por el sendero de tu proyección o tal vez salió cuando vio que en realidad las sinuosas curvas que cogían tus pensamientos eran tan sólo un pretexto para desviar la atención de tu malogrado corazón.
Pero eso no importa, al fin y al cabo sólo dejas escapar una lágrima, porque algo tan pequeño logra albergar el más grande sentimiento, y no me busques, porque la chica que tu conociste se fue prendida en ella.